Solo en una mesa oscura
A la sombra de una tenue luz
Un canto melancólico acompaña mi suerte
Habido del calor que dejas en mi boca
Adicto a tus ojos en la oscuridad brillan los míos
Que son tu servidumbre que sucumbe en un inmenso silencio.
Tras bambalinas en la sombra entre cantos y desaciertos
Rodeado de almas ausentes
Que cantan murmullos y quejidos.
Vulnerable a mis pensamientos
Callado, inmerso en el desafío del tiempo
Vaticino el final de la sombra con un sueño anhelado y disperso.
Con el abrazo únicamente de mi sombra
Un solitario recuerdo rueda entre silencios y desprecios
Luego lamento una risa y rompo el silencio que no me abandona.
IVAN CASTRO
13-11-2010
TRAMONTI
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