Solo son sofismas
Fantasías en el vacío
Polvo de quimeras
Trozos de la nada.
Todos los días recojo
Cascajos desgastados
De mi ser errante
Desperdigados en las aceras
Envenenando la ciudad.
El tiempo se va rutinario
En un naufragio de almas
Por el marjal
de los sueños
Prisioneros del juicio
Un rio de ocio surca
Las entrañas de los días
Que se van pudriendo
En risas de hipocresía.
Intento detenerlo
Con infecciosos versos
Que escurren de mi cráneo
Mi boca y mis manos
Pero es irreversible
Preciso e implacable
Dejándome en angustia
Deambulando en agonía
El tiempo me abandona,
Con zozobra veo su partida
Sin dejar un recuerdo
Sin sanar las heridas.
Que desperdicio mirarlo irse
Entre las sombras a la deriva
En vez de ello miraré mi alma
Aunque quede poca ésta noche.
Iván
Mauricio Castro Rincón
26 de febrero de 2016
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